"-Y si le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas son realmente más claras que las que se le muestran?
-Así es. (...)"
El autor de este texto es Platón y pertenece a su obra Libro VII de La República, donde se muestra el diálogo entre Sócrates y su discípulo Glaucón. El tema central es la Teoría del Conocimiento. En concreto, se refiere al primer grado del conocimiento inteligible, que demonina "razón discursiva". Esto se muestra en la siguiente frase extraída del fragmento: "Necesitaría acostumbrarse para poder llegar a ver las cosas de arriba".
Hay una serie de términos en el texto que requieren una explicación previa. Tal es el caso de "luz misma", término con el que Platón alude al mundo inteligible, que es la esencia del mundo físico y tiene una serie de características: En él residen las ideas, se conoce por la inteligencia, es auténticamente real, permanente y es el origen del mundo sensible. Pero además tiene una organización jerarquizada, de menor a mayor importancia el orden es: ideas de las cosas sensibles, ideas matemáticas, ideas de belleza, sabiduría, ser... y la idea o esencia del bien. Todas las ideas participan de la idea del bien, ya que es fundamental y fuente de inteligibilidad. Comprende a las ideas conteniéndolas en su seno, compenetrándose con ellas y comprendiendo todas sus perfecciones. Esta afirmación no se encuentra en Platón como doctrina clara pero puede deducirse de sus descripciones.
Otro término que requiere explicación es "cosas", con el que Platón se refiere al contenido del mundo sensible, que es el que llega a conocer la mayoría de los mortales. Tiene las características de ser una copia del mundo inteligible, se conoce por los sentidos, sus cosas son un constante devenir y su relación con el mundo es de participación. Además, se estructura de forma jerárquica de menor a mayor grado de importancia: Materia prima del mundo, cuerpos de los hombres animales y plantas, almas inmortales, esferas celestes y alma del mundo. A pesar de ser el mundo sensible una copia del inteligible, contiene en sí algo de racional. Para explicar como se origina el mundo sensible, Platón acude a el mito del Demiurgo. El Demiurgo es una causa ordenadora que construye el mundo sensible a imagen del mundo de las ideas. En el proceso de construcción intervienen tres elementos: Demiurgo, que es una inteligencia ordenadora, constructora, diferente a las ideas e inferior a ellas, es eterno, bueno y poderoso y además es superior a todas las cosas sensibles; la Materia primera es aquello con lo que trabaja el Demiurgo, es eterna, indeterminada y actúa convirtiendo el desorden en orden; por último, las Ideas actúan como el modelo en el que se fija el Demiurgo para construir el mundo sensible, pero al ser una copia nunca será tan perfecto como el original.
Habiendo sido explicados los términos, pasamos a explicar el tema central de el texto: la Teoría del Conocimiento. Para Platón el conocimiento es conocer lo universal. Distingue y contrapone dos formas de conocimiento: el sensible y el inteligible. Estas dos formas de conocimiento poseen características distintas. El conocimiento sensible puede ser erróneo, inestable y carece de fundamentos sólidos. Además tiene como objeto los elementos pertenecientes al mundo sensible. Esta forma de conocimiento se divide en dos grados: conjetura y creencia. La conjetura es una sospecha que interpreta los reflejos y las sombras del mundo sensible. En este grado el hombre no conoce el mundo como reflejo del mundo de las ideas, solo se conocen las sombras de las sombras. La creencia es el grado en el que el alma ve los objetos sensibles pero no cae en la cuenta de que son una copia del mundo de las ideas.
Al contrario, el conocimiento inteligible, que excluye toda posibilidad de error, es estable y permanente y se basa en razones. Además tiene como objeto las ideas y las relaciones entre ellas. Al igual que el conocimiento sensible, se subdivide en dos grados: razón discursiva y razón intuitiva. La razón discursiva, el grado sobre el que trata el texto, es en el que el alma busca los objetos inteligibles apoyándose en los sensibles, pero aún no conoce las ideas. La razón intuitiva es un grado que supera todos los demás y para llegar a él hay que seguir un proceso de ascenso denominado dialéctica y haber pasado por los anteriores grados. Según la teoría de la reminiscencia, Platón afirma que los seres sensibles imitan a las ideas y, puesto que son imágenes imperfectas de ellas, la visión de los seres sensibles puede suscitar el recuerdo de las ideas. Platón afirma que aprender es recordar lo olvidado.
En el texto de Platón se podrían hablar de otras ideas pero hemos destacado la Teoría del Conocimiento porque nos parece la más importante.
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